Hasta que un lunes se nubló...

El sol se quiso ocultar hoy para tí; también, el viento y las grises nubes forjaron una alianza para impedir que cualquier mínimo halo de luz llegase a tu ser y, de esta manera, realzar y hacer más visible tu nimiedad. Te lo dije una vez, todo vuelve. Tu rosa se convirtió en gris, tus felicidades cambiaron la expresión de tu cara, tus sueños parecieron truncarse, tus ganas menguaron, tú cambiaste. Decidiste rendirte, decidiste no seguir, quedaste al lado del camino, llorando por tu desdicha. ¿Qué hubiera sido de mí si hubiese actuado como tú? Lo siento, decidí seguir adelante, en mi camino...

Prefiero volar...

Alzó de nuevo el ave su vuelo, voló a aquel lugar que no recordaba pero que nunca pudo olvidar. Batida tras batida, ganando centímetros a la inmensidad del azul, subida tras bajada. Sin dirección aparente que tomar, sin motivos evidentes por los que volar, sin inquietudes visibles por las que emprender un nuevo viaje. Sólo el recuerdo, recuerdo de un ayer, recuerdo que incluso llegó a hacer daño, recuerdo que por algún motivo no pasó al olvido. El ave que voló a ninguna parte, aunque sus instintos pareciesen carentes de razón, aunque volase contra el viento...

Cuartos...

Realmente, poco me importa ya el qué dirán. Seguramente, poco me condicionen ya tus verborreas. Indudablemente, no son esas voces de ahí las que me van a frenar. O aprendes de la vida o verás como te consumes con el devenir de sus días. Cambio desde hoy, cambio mi buzo de kamikaze en potencia, lo cambio por unos simples vaqueros y una camiseta de color. Paro el reloj, con él paro también mi vertiginoso ritmo, paro por unos momentos mis divagares mentales. Preparado y atento, aguardando el momento de la señal...

Ningún cañón borrará...

Alto, detente, espera; ¿te has parado alguna vez a mirar lo que ocurre a tu alrededor? Son ya muchas las atrocidades que han cometido los hombres en nombre de dioses, ideales, banderas y engaños. Es el fanatismo de aquel que se creyó mejor que otro por rezarle a un supremo diferente o aquel que enarbolaba la bandera de distintos colores que la de su hermano. Las dos caras de la moneda, las dos caras de la vida, las dos caras de la guerra en las que uno lloraba la muerte del ser querido mientras que el otro, aún con las manos ensangrentadas, festejaba la muerte del "enemigo". Por ello, alza tu vista sobre tu propia ceguera, abre tus ojos. El derecho de vivir en paz...

Donde lo mío quedó de lado...

Si quieres ayudarme ven y siéntate a mi lado. No es necesario que hables, tu presencia me basta. Si quieres hablar puedes hacerlo, no soy yo quién para prohibir. No es que esté solo, es que me siento solo. Estoy rodeado de tanta gente que de la multitud nace mi ausencia. Las miradas se cruzan, el bullicio taladra, las prisas aumentan. Ni siquiera yo se que existo. Ni siquiera tú sabes que existes. Si quieres, aquí te espero...

Tienes suficiente para no dormir...

Lo siento, aquí estoy, pero tú no. Te creía a mi lado, te pensaba llegando, te imaginaba escuchando. Pero no, el momento llegó y con él también apareció tu ausencia, desapareció todo aquello que creía tener, se esfumó todo en lo que creía creer y a mi vera sola quedó, firme e inasible mi soledad. Así fue, una vez más me estrellé, una vez más aprendí lo que no se, una vez más deambulé. Esta es mi soledad, tiempo de pensar...

Triste es el territorio de la ausencia...

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Antes yo no sabía
por qué debemos todos
-día tras día-
seguir siempre adelante
hasta como se dice
que el cuerpo aguante.
Ahora lo sé.
Si te vienes conmigo
te lo diré.

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Jose Agustín Goytisolo