Soñando con la vida...

Infeliz cabeza adolescente, infeliz fuiste tanto al creer que podría ser. Tú, que creías que eras capaz de pensar, que eras capaz de controlar, tú, infeliz cabeza adolescente, que te creías capaz de parar el tiempo justo en el momento preciso y ahí decidir. Pero no, sucumbiste en aquella rencilla con el vivir, pretendiste arrastrarme a mí contigo hasta el pozo del olvido, pero no, una vez más fuiste aquella infeliz cabeza adolescente. Yo todavía aquí sigo, y aquí seguiré...

Aquello acabó antes de empezar...

El ti-tac del reloj de pared como banda sonora, el saco roto de los recuerdos como escena del show, el tiempo como director de la función y yo como personaje principal. Así se presentaba el cartel para la gira que acababa de empezar tras las 12 campanadas. Pero ocurrió un problema en el ensayo general que precedía a la puesta en escena de aquel espectáculo; el actor rompió en pedazos el guión marcado y dejó volar su imaginación. Por ello, decidió actuar...